En el maratón el factor mental es clave porque el primer rival al que hay que vencer es uno mismo.

Por Rodrigo A. Cauas E.
Psicología & Coaching Deportivo

“Todo protagonista necesita un antagonista…”. Ese es un principio que también aplica en el deporte. Cuando un futbolista o un tenista entrega percepciones y sensaciones acerca de lo acontecido en su competencia, es posible encontrar referencias a sus rivales, a su forma de jugar, a su rendimiento técnico… Es parte de los elementos que un deportista pone en juego en su análisis. Y en estricto rigor, así debe ser porque de alguna forma es un factor fundamental que conjuga el rendimiento con el resultado.
¿Pero qué ocurre en un maratón? Muchos corredores señalan que durante numerosos momentos de una carrera el factor psicológico o mental es clave para mantener el ritmo, para controlar molestias o de manera más determinante para realizar una adecuada toma de decisiones. Los factores comúnmente mencionados tienen que ver con la ansiedad, la motivación, la tolerancia al dolor y, en otros casos, pensamientos positivos que potencien las emociones y la autoconfianza.
Siendo así, en muy pocas ocasiones los análisis pasan por reconocer que los otros corredores facilitaron o impidieron un mejor rendimiento en una carrera… ¿Por qué pasa esto?

Cooperación y Oposición

Desde el punto de vista psicológico, los deportes se pueden clasificar, por una parte, en aquellos “con cooperación” (normalmente deportes colectivos) y “sin cooperación” (deportes individuales), y por otra, en “sin oposición” y “con oposición”. Esto último es importante porque refleja la realidad de algunas pruebas, incluido el maratón, donde el deportista esencialmente no va estableciendo relaciones competitivas con sus rivales, es decir, su rendimiento y su estrategia no es definida ni marcada, en la mayoría de las veces, por lo que hace un opositor. Salvo excepciones de atletas de élite que buscan alcanzar los primeros lugares, el resto no planifica su accionar durante una carrera por la presencia o ausencia de otros atletas. Esto hace que el maratón sea una disciplina deportiva con influencia relevante de lo mental, ya que, en estos casos el primer rival a quién hay que vencer es uno mismo.
Otra particularidad del maratón que guarda relación con lo mental, es que los resultados que se puedan obtener en una carrera generalmente no debieran distar mucho de los frutos logrados durante el tiempo entrenado. En este sentido, un maratonista entrena buscando lograr un tiempo en las carreras que esté pre definido, observándose una escasa dispersión entre los ritmos de entrenamiento y los resultados de una carrera, exceptuando que acontezca algún tema mayor. Esto último hace que la tolerancia a la frustración sea uno de los verdaderos elementos a trabajar, porque ante la prevalencia de la predictibilidad en el resultado y la ausencia de improvisación, soportar un resultado no deseado, efectos externos adversos o la toma de decisiones inadecuadas puede resultar decisivo para terminar correctamente la competencia.
Por ello insisto en lo señalado: el primer rival a quién hay que vencer es uno mismo. De ahí que el mejor entrenamiento psicológico que pueda tener un corredor de maratón es programar el cerebro para que lo acompañe a ejecutar las acciones que, nada más ni nada menos (ojalá, eso sí, mucho más que menos), se hayan entrenado semanas antes de una carrera. Ahí está la mejor inyección de autoconfianza, el mejor impulso a las expectativas de autoeficacia y al control emocional.